martes, 16 de julio de 2013

Crónica Ironman Lanzarote: Run

Corremos por una estrecha alfombra portando nuestras bicis. El camino es largo y la gente va tranquila. Así que adelanto por el lateral a bastante gente.
Una vez terminado el pasillo, un grupo de voluntarios recoge la bici y yo sólo me preocupo de ir a por mi bolsa de Run.


Una gran carpa con sillas es lo primero que encontré. Me cambio de calcetines (acertada decisión) y espero a que algún voluntario me eche otra plasta de protector solar. A la salida de la carpa hay unos baños portátiles. Pero vaya baños! Hay hasta una limpiadora en la puerta para limpiar de vez en cuando. Baños tamaño casa portatil. Me podría haber dado hasta una ducha.


Avanzo por la zona de transición y llego al arco donde empieza la parte de correr.
Lo primero que pienso es: éste no es el tiempo de esta mañana, hace más calor.
El sol apretaba bastante.
El recorrido lo tenía bastante estudiado: una vuelta larga de 21 kilometros y dos vueltas cortas de unos 10km aproximadamente.
Empiezo a correr al ritmo objetivo: 5 minutos por kilómetro. Estaba preparado para correr a ese ritmo.


En el tercer kilómetro una gran mesa tenía el avituallamiento especial que dejé: un par de botellas de isotónica. Cojo la primera.
Los avituallamientos cada 2,5 kilometros no dejaban de sorprenderme: geles, red-bull, isotonico, esponjas... El Ironman merece la pena por cosas como estas.

Realmente podría haber ido sin nada de comida encima y usar estos avituallamientos, pero no quería jugármela. Por eso llevaba mi bolsa Salomon repleta de la comida planificada para 4 horas de maratón.

Avanzamos por Puerto del Carmen, por su gran paseo marítimo. El viento en contra era increible. La gente chupaba rueda, como si fuera una salida de ciclismo.
En esta zona coincidí con los PROS, que todavían seguían en carrera. Faris Al-Sultán se cruzó como un rayo, fue un suspiro: "Come on Faris!!"

5 kilómetros a ritmo estable de 5 minutos por km. Controlando pulsaciones, no pasar de 145.
Pasamos la zona de Puerto del Carmen, y nos adentramos en la zona del aeropuerto. Una playa contigua al mismo nos escupe arena con el aire en contra.
Me pongo la visera a modo de escudo para los ojos.


A pesar de ello me veo con mucha fuerza, controlando y corriendo bastante bien. Hago otra de mis alianzas de carrera silenciosas con un chico. Juntos vamos pasando a gente. Nuestro ritmo era alegre y estable.
Llegamos al kilómetro 10 en una zona a las afueras de puerto del Carmen, llena de gente, llena de bares. Todos animando. Algunos bares hasta tenían speakers improvisados que gritaban tu nombre.

Giro y vuelta para atrás. Ahora voy algo más rápido incluso gracias al aire a favor. Pero sin embargo el calor es más fuerte. La hidratación jugó un papel fundamental.

Poco a poco voy llegando al arco de meta pero en esta ocasión, en vez de pasar por el, hacemos un giro unos 50 metros antes. Toca dar la vuelta:D
Era flipante ver a los que ya entraban en meta. Los animos de la gente, la emoción que sentían. Joder, corrían como balas movidos por el hecho de sentirse ya finishers. Un par de voluntarias te hacían una ola para indicarte que ya entraras a meta.

Pero a mi me tocaba dar la vuelta, viento en contra de nuevo pero ya con una pulsera. 1 de 2. Los voluntarios tenían preparada la goma abierta para que tú sólo metieras la mano. Un pequeño placer que sabe a gloria en mitad de la batalla.



En este momento es cuando te das cuenta en qué estás metido: la maratón después de 180 kilometros...
Las piernas empiezan a sentirse perezosas, pierden alegría. Dejo ir a mi compañero de aventuras. Cada uno tiene que conseguir SU victoria.

Llegamos al comienzo del aeropuerto con mucho viento en contra, unos 26 kilómetros ya en las piernas. Por suerte no había que seguir adelante por la playa sino que giramos y vuelta atrás.
A partir de aquí la dureza era grande en las piernas. No podía llevar esos 5'/km sino unos más modestos 5'30''/km y bajando. Por suerte no tuve que ponerme a andar en ningún momento. Mi estrategia era parar un avituallamiento si, un avituallamiento no. Como llevaba todo lo necesario conmigo, sólo paraba a reponer agua.

Así es como me coloco en la tercera y última vuelta. Cojo mi último bote de isotónico y a por los últimos 10km. La ida, lo más duro de la carrera. 5 km de viento en contra, castigo en las piernas...
Lo bueno es que no pasaba de 140bpm y el tío del mazo no aparecía ni parecía que fuera a aparecer.


Por el kilómetro 34 me pasa un tío cantando: "I feel good, nah nah nah nah..." A su lado verdaderos cadáveres se arrastraban por el suelo. Recuerdo que pensé, hay que jugar con la mente, vamoosss!! No tenía fuerza para hacerle los coros, pero empecé a tararear la canción en mi cabeza.

Termina la ida de la última vuelta, y para atrás. Sólo quedan 5 kilómetros, eso no es nada en cualquier entreno pero aquí puede ser un mundo. En el kilómetro 38 paro en el avituallamiento, lleno mi botella de agua, y disuelvo un gel explosivo. Sigo corriendo, y en un momento voy asimilando el gel. No se si fue el gel, no se si fue el saberme Finisher, el caso es que recuerdo esos últimos kilómetros como los más rápidos de mi vida. O al menos así me lo parecieron a mi! Adelantando a toda la peña, los espectadores animando. Me daba la sensación de que al adelantar a alguien le levantaba el flequillo por la velocidad! :D


El último kilómetro, tal y como me dijo Uge, fue acojonante. Creo que hacemos el Ironman para vivir este kilómetro. 40 semanas para sólo un kilómetro.
Sientes que vuelas, la gente estalla de alegría porque TÚ estás terminando tu primer Ironman.
Llego a ese giro donde antes volví hacía atrás, pero esta vez ya entro a meta. Los voluntarios así me lo indican, pero yo ya lo sabía de sobra.
Entonces veo a Rosalía, estaba preciosa. Pero lo mejor era su sonrisa. La cojo de la mano y empezamos a correr hacia la meta.



A veces pienso que ojalá pudiera parar el tiempo en ese último kilómetro, que ojalá pudiera sentir siempre esas sensaciones.
Pero luego pienso que lo que hay que hacer es preparar el terreno para que haya muchos últimos kilómetros.

Entrada en meta y a disfrutar del momento. Ya soy FINISHER!!


El Señor Keneth Gasque me da la enhorabuena. Este señor organiza cada año el Ironman desde hace casi treinta años. Espera en meta a cada uno de los finishers para darle la enhorabuena. Keneth tiene una edad madura, pero irradia una energía tremenda, siempre con una sonrisa en la cara.



El resto del día a disfrutar de una buena cena y a ver la fiesta de los últimos que entran. Si algo aprendes es que en el Ironman no hay ganadores ni perdedores, cada uno lucha por una cosa. Unos por bajar de 10 horas, otros de 11, 12, otros por no andar en la maratón, otros por mejorar su mejor tiempo,... Pero todos quieren terminar.
Cuando ves a los últimos corredores con casi 17 horas de esfuerzo seguidas, ya de noche, andando por el paseo marítimo, te das cuenta de que son verdaderos ganadores, más aún que el primer clasificado.


Entra con más de 17 horas el señor Gordon Haller, el primer ganador del primer Ironman, el Ironman de Hawai en 1978.
Una verdadera fiesta.



El día siguiente descansando en la playa y vamos a la ceremonia de entrega de premios. Totalmente recomendable la cena, una pasada. Allí es donde los atletas populares volvemos a reencontrarnos con los super PROS. Allí, el campeón de la carrera, el alemán Faris Al-Sultan me firmó mi dorsal.


Como el señor Gordon Haller entro 10 minutos despues del tiempo de corte, Keneth nos pidió que votáramos si se había ganado la camiseta de finisher. La decisión fue unánime.


La campeona del grupo 70-75 sube a recoger su premio. Otro año más ha ganado una plaza para Hawaii. La presentadora de la ceremonia le pregunta si irá y ella dice no, y explica: "Because I love Lanzarote".

Un par de días más disfrutando de la isla y vuelta a casa.


Me llevo muchísimos recuerdos, el de una isla volcada con el triatlón. La satisfacción del trabajo cumplido. La lucha, la superación, el miedo, la alegría. También el saber que tengo que volver algún día, no se cuando, pero volveré. Volveré con respeto, pero volveré sin miedo.
Se que podría haber apretado más pero era el primero y quería disfrutar de la experiencia, sin obsesionarme con los tiempos. Y ese es el recuerdo que me llevo, saber que hice mi primer triatlón disfrutando de 12 horas de deporte en una isla paradisiaca, y sin sufrir demasiado.


Gracias a todos los que de una u otra forma me han apoyado y animado. Sin vosotros hubiera sido imposible. Incluso a los que aún hoy en día dudan de mi, porque alimentan el coraje de seguir adelante.
Gracias a #theClub, un grupo de amigos que hacen deporte juntos, se animan,... esto es una gran familia. Gracias por los animos durante todo el año.
Gracias a mi super entrenador, Jesús Ortigosa. Ha sido un año de preparación, una planificación genial. En resumen, un entrenador de Pros entrenando a un cualquiera jajajaja

Gracias sobre todo a Rosalía, sin ti todo esto hubiera sido imposible. Por tu compresión y apoyo. Sin ti esta experiencia no hubiera sido la misma.

El año que viene quiero enfrentarme de nuevo a los 226 kilómetro de otro ironman, esta vez prometo darlo todo.
Pero esa es otro historia...