lunes, 27 de mayo de 2013

Crónica Ironman Lanzarote: Previa

¿Cómo empezar una crónica de algo que llevas soñando mucho tiempo?
Lo único que tenía claro es que la escribiría en nuestra página, la página donde un grupo de amigos escribimos sobre nuestro club.

Las palabras, las palabras se atropellan en el teclado...
Todo empezó en Agosto cuando me vi preparado para enfrentar el reto. 40 semanas después, ya sólo quedaba una semana para que se diera el pistoletazo de salida.

El sábado previo a la carrera fui a animar a mi padre al triatlón olímpico de Sevilla. Fue genial verlo disfrutar en el trideporte y ver cómo sigue cogiendo confianza en el agua.


Fue genial animar al gran Carlos Macca, que hizo una carrera fantástica.

La semana del Ironman transcurrió con muchos preparativos. La logística para volar con la bicicleta, papeleo, etc. llevó su tiempo, pero me hice una lista con todo lo que tenía que hacer y todo perfecto.
Lo primero es lo primero, visita de rigor a Juanma (Fisioterapia Juan Manuel Casares) para dejar las piernas en perfecto estado de cara a la carrera:

Seguido de más visitas a patrocinadores, en esta caso DSN. Aunque en el Ironman hay muchísimos puntos de avituallamientos (tantos que no necesitas llevar nada si no quieres), yo estaba acostumbrado a la comida de la marca Overstims. No quería jugármela, así que compré toda esta comida:


Esto es: geles de absorción lenta, geles con antioxidantes, gel de acción más rápida (amarillos), gel con cafeina (sabor chocolate, están buenísimos, os los recomiendo), y gel que yo llamo "pepinazo" (el rojo, acción vasodilatadora). Barritas más completas y barritas dulces sabor a carne de membrillo, bebida de hidratos. Y pastel con sabor a legumbres y bacon.
Con estos elementos planifiqué la alimentación en la carrera. Crearía un plan de comidas desde que me despertara el día de la carrera hasta que terminara:


Había que tener en cuenta que podía dejar una bolsa con comida propia que me darían en mitad de carrera.
Cuando llevamos unas horas tomando geles y barritas, necesitamos meter algo salado. El motivo es la saturación de la glucosa: nuestro cuerpo no obtiene ya tanta energía de la glucosa porque los mecanismos de obtención de energía a través de ella están saturados. Es por eso que llevaba el pastel salado. Al tenerse que preparar en horno, se me ocurrió envasarlo al vacío en una carnicería cercana y así pudo llegar en perfecto estado a Lanzarote. Sé que el aspecto es un poco desagradable pero así quedo:):

Me preparé un papel plastificado con un mapa con la ruta de bici por una cara (puntos de avituallamiento, perfil, zonas duras, dirección habitual del viento,...) y por la otra cara el plan de comidas de arriba. No quería improvisaciones, todo tenía que estar calculado al detalle.

Visita a otro patrocinador (qué sería de nosotros sin ellos). En este caso a Ibery Bike para que me dejaran la bici a punto para esos 180 km de bici. Las dejé en sus manos, ellos no defraudaron.

El Marqués, el señor Jesús Lofer, me prestó su maleta porta bicis. Se lo agradezco muchísimo. Su maleta era de una calidad tremenda, y me explicó con detalle cómo colocar la bici para que no sufriera daños en el vuelo:

La verdad es que gasté un par de horillas colocando cada cosa en su sitio. Dentro de la maleta de la bici pude meter ropa, y así no sólo ahorraba espacio de las otras maletas sino también aseguraba mejor la bici en la maleta.

Con todo, ya estaba preparado el equipaje, las herramientas para conseguir el sueño preparadas en una maleta... Esperaba que todo llegara sano y salvo. Lo mejor, Rosalía venía conmigo.


El martes emprendimos el viaje. Parada en Madrid y el Miércoles vuelo Madrid-Lanzarote. Ya desde el vuelo te das cuenta de que está llendo a algo diferente, cola de facturación llena de maletas de bici, cascos aerodinámicos en el equipaje de mano, avión lleno de pegatinas con sus camisetas de finishers de distintos Ironman. De hecho en vuelo pude charlar con un "primerizo" como yo, Emilio, hablando de inquietudes y de ilusiones. Así es como llegamos a Lanzarote un miércoles por la tarde:


Al llegar a la isla el paisaje te embarga. Volcanes por todos lados, roca, lava, mar,... y viento. Observas la vegetación y sólo hay alguna palmera descuidada. Pero sus hojas son mecidas continuamente por el viento, un viento constante que las había deformado. En Granada a veces hay viento, pero el viento de Lanzarote es algo que nunca había visto. Un viento que es parte misma de la isla, un viento que no cesa, que te recuerda a qué has venido.


El Jueves por la mañana, ya con la bici montada, salí a rodar un rato. Se trataba de ver que todo estaba bien. Aquí encontré al periodista apadrinado por Josef Ajram, que intentaba terminar un ironman preparándolo en unos pocos meses. Fue divertido porque justo antes de salir vi su último video. Al encontrármelo intercambiamos unas palabras en referencia a su video.


A la vuelta marchamos a inspeccionar el circuito de bici y de paso conocer la isla. La organización tiene colocadas flechas amarillas que marcan por donde pasará la carrera. ¡Por fin estaba allí!
Recorrimos el Golfo con sus negras playas de piedra.
Las montañas de fuego de Timanfaya eran impresionantes, una gran extensión de montañas rojizas y otras negras, donde el viento azotaba de forma implacable. Largas subidas tendidas que no serían duras si no fuera por el viento. En una de las bajadas en la zona de Timanfaya un ciclista circulaba delante de nuestro coche. Parecía que estaba subiendo el Alguacil.
En el medio de nuestro viaje llegamos a La Santa con tiempo de recoger el dorsal. En este pequeño pueblo de la costa han creado un complejo que es el sueño de cualquier deportista: 3 piscinas olímpicas, gimnasios, polideportivos, zona de recreo,... Hasta un canal gigante con agua salada para entrenar el nado en aguas abiertas.


 La zona de recogida de dorsales es increible: zona de chill-out con café, videos de ediciones pasadas,...  Lo único raro es que algunos voluntarios no saben hablar español:)

Seguimos con nuestro viaje por la increíble playa de Famara, azotada por el viento y con las montañas escarpadas enfrente. Perfecta para surfear, no tanto para circular con la bici.
Llegamos a Teguise, antigüa capital de la isla. Antes de llegar ya sabemos que aquí empezará lo bueno del Ironman. Para entrar en el pueblo tenemos una rampa de un par de kilómetros con un 5%mantenido que no impresiona demasiado, sino fuera por el viento frontal que aquí ya es tremendo. Un grupo de ciclistas circulaba en grupo, apretados unos contra otros para luchar contra el dios eolo.
Salida de Teguise y comienza la subida al Mirador de Haría. Ya rampas serias y el viento sigue. Impresiona ver una de las rampas más duras y un generador eólico justo al lado... Descenso impresionante con curvas de herradura y después del precioso pueblo de Haría comienza la joya de la corona, subida al Mirador del Río. Vas ganando altura y los precipicios que acabamos de ver desde abajo en Famara empiezan a acercarse. Unos kilómetros más y las vistas ya son de infarto:


 El viento sopla y sopla.
La última rampa es espectacular. Cuando subamos ésto en el Ironman va a ser increíble...


A partir de este momento se supone que vendría la parte fácil de la bici, 60 km con el viento a favor...

En todo momento recibo los ánimos de mis amigos del club, no paran de darme consejos, de decirme que están conmigo,... Sois geniales.

El viernes previo a la carrera tocaba un rato de carrera por el paseo marítimo con progresivo, seguido de un baño con el neopreno y probar las aguas de Lanzarote.

El circuito estaba perfectamente marcado, una corchera de unos 2000 metros que se hacía por un lado y luego por el otro. El agua era cristalina y el fondo negro. Los peces se  veían perfectamente así que enseguida pude desarrollar mi miedo a las criaturas marinas. En concreto, en un momento dado un banco de peces plateado se encontraba debajo mía, miro hacía un lado y veo una criatura que no tengo ganas de conocer:... Cago en... Vuelta hacía atrás rápidamente, :).

Resto de la tarde para preparar bolsas y a llevar las armas a boxes:


Los boxes eran impresionantes. Miles de bicis de todos los modelos, atletas en silencio ajustando todos los detalles, servicios portátiles tamaño casa portatil, carpas grandísimas para cambiarse...


 Cena muy agradable viendo la zona de boxes. Todo estaba en silencio, parecía un campamento de guerreros la noche de antes de una batalla.


La camarera se sorprende al saber que voy a hacer el IM: "¿Por qué no estás durmiendo?¿Pareces demasiado tranquilo?" "He decidido que la noche de antes no sirve de nada intentar dormir demasiado temprano porque no daré nada más que vueltas y puede ser hasta peor. Estoy tranquilo porque llevo un año preparando esto, mañana es la gran fiesta".
Vuelta al apartamento a descansar y sí, consigo dormir del tirón. No hay miedo, no hay ansiedad, sólo paz y ganas de ver el resultado de tanto esfuerzo.

Son las 5 de la mañana, suena el despertador... Salto de la cama cualquier día de entreno del año, sólo que hoy en lugar de mi típico entrenamiento de natación, toca hacer un Ironman. Desayuno tranquilo. Rosalía me acompaña en todo momento, no quiere perderse nada.

Salimos a boxes con el mono y la mitad del neopreno ya preparado, pero... está diluviando! Cómo puede estar lloviendo en Lanzarote, aquí llueve de media 10 días al año. Siento alegría, porque ese ha sido mi año, entrenamientos de 5horas de bici en Granada bajo la lluvia, series con Josete y Carlos diluviando en la pista.
Pero al tiempo pena porque Rosalía vendrá a la playa a ver la salida, ¿quién se iba a traer un paraguas a Lanzarote?
Entro en boxes, coloco la comida en la bici, entrego comida personal (tanto para la bici y correr), repaso la bici (la rueda trasera está bien pero no tiene tanta presión como me gustaría, sólo son imaginaciones:)).
Bajamos a la playa y aquí empieza el Ironman: miles de atletas enfundados en sus neoprenos marchan en silencio. Se despiden de sus amigos, de sus familiares. Me despido de Rosalía, ya no la veré hasta dentro de unas 13 horas de esfuerzo. Nunca olvidaré su imagen al borde de las gradas mientras llovía, con su cámara y con una capucha que dejaba ver su rostro. Me sonreía para hacerme sentir que todo iba bien, para hacerme sentir que estaba conmigo y que todo iba a ir genial. Pero al fondo podía ver preocupación.

Me encamino a la salida. Había una zona para bajar a calentar, pero faltaban 15 minutos. Era mejor irme colocando en la zona de salida: miles de gorros naranjas ya esperaban en silencio.
Me coloco en la zona media pero pegado al lado contrario de la primera boya. No quería recibir los famosos golpes de la natación del Ironman.
Unos cuantos ejercicios de movilidad, escucha a mi alrededor (alemán, francés, inglés,...). Siento la arena húmeda bajo mis pies. Siento el silencio interrumpido por algún grito. El speaker nos informa que quedan dos minutos para la salida. 2 minutos. Cierro los ojos.
La aventura va a comenzar.